Hay momentos en la vida en los que uno siente nítido que ha de exteriorizar su bagaje vital a través de lo que mejor se le da. En el caso que nos ocupa DANI VEGA, guitarrista y uno de los miembros fundadores de la banda MISHIMA, debía hacerlo lógicamente por medio de la música. Así de frágil es (Eclipse Melodies, 2024) se convierte, de esta manera, en el álbum debut en solitario del canario.
Un pop-rock de pantalones de tergal calzando mocasines es el vehículo con el que Dani nos invita a este recorrido por las luces y sombras acumuladas durante su existencia. A modo de retroceso para coger impulso, explora un reset emocional con el que retomar la marcha más ligero de equipaje.
El piano de Nil Ciuró nos da la bienvenida a Así de frágil es con una ingrávida "Intro", dando paso al tema titular. Uno que deslumbra con esos sintes, primero centelleantes luego densos, sugestivos coros, guitarra marca de la casa... Toda una declaración de intenciones que presenta el álbum mientras va arrojando pétalos sonoros por entre los primeros surcos del vinilo.
Foto de Xavi Caparrós |
Las risueñas notas pop de "Flotando" (videoclip insertado a pie de página) chocan frontalmente con la pena por el abandono paterno que Dani sufrió de niño, marcándole para los restos, montando el lienzo sobre el que se pinta la canción. El que fuera primer avance del disco se muestra monumental des de la guitarra saturada del arranque. Su desarrollo, no excento de mágicos recovecos, se erige cautivador y reparador a partes iguales. Es inevitable, te puedes quedar "tal vez ahora mismo, flotando entre mis lágrimas".
La languidez de "Nada" resulta arrebatadora. Una especie mestiza de blues-rock conviviendo con flashes de sintes, coros y ese señorial solo de guitarra final, completando otro corte desarmante de Así de frágil es.
Se cuelan aires funkies en "Por todo", la que fuera elegida como segundo single del álbum. Un medio tiempo a modo de brindis por una relación que acabó pero que dejó bellos momentos, entre ellos el nacimiento de un hijo. Detalles como la inclusión de la mandolina presentando el estribillo delatan que estamos ante un trabajo de embergadura. Su final no lo puede dejar más claro: <<Por todo lo que fuimos>>. Con un "alzad vuestras copas y chin, chin" ya lo tendríamos.
La intensa "Algo ha ido mal. Inténtelo de nuevo" inicia la cara B del disco con la inclusión de excitados violines inyectando inquietud a un tema que venía desperezándose de manera sedosa durante su primera mitad. A partir del redoble de tambor en su ecuador iremos cuesta abajo hacia la penumbra. Entra en escena el autotune con "Untitled_42", esto no lo veníamos venir. Seguimos sombríos, esta vez en forma de viaje sonoro con billete de ida y vuelta hacia los infiernos de las adicciones.
"Lanzarote, 1987" es otro de los sobresaltos del trabajo, en positivo. Una brumosa nana debatiéndose entre el grunge y el rock andaluz, demostrando la transversalidad del proyecto. La exquisita percusión junto al derroche guitarrero ponen el broche de oro al corte.