FANGORIA fichan en 1998 por Subterfuge Records y al año siguiente ve la luz Una Temporada en el Infierno, recogiendo el título de la obra homónima del poeta francés J.A. Rimbaud. Producido brillantemente por un joven y semidesconocido Carlos Jean (26 años), se convirtió en su disco más comercial hasta ese momento y a la postre, en la obra cumbre de su carrera.
Entramos en la morada de Pedro Botero con el único salvoconducto posible, muriéndonos. "Cierra los Ojos" nos invita a emprender ese tétrico camino muy downtempo, de manera somnolienta, lentos pero seguros. Ofrendamos nuestro sacrificio en señal de adoración por esa muestra de la incipiente, en aquella época, escena electrónica peninsular.
El segundo corte pese a su lánguido inicio enseguida nos sube las pulsaciones hasta alcanzar los 120 BPM. Lamento resignado de lo que se pudo hacer y no se supo para salvar una relación. Quizás todo va cubierto por un manto de cinismo, el título de la canción, "Me Odio Cuando Miento", da que pensar en ello.
Seguimos al mismo ritmo de beats con "No Será", donde el reproche sobre el amor que ya no está se hace omnipresente. Llega más recriminación con "Contradicción" cuya estructura, con la sugestión propia de un tango, agranda su nivel de reprimenda hasta el infinito.
La lampistería se viste de gala con "Electricistas", el primer super hit de la carrera de FANGORIA. La guitarra acústica da paso al techno-pop más contemporáneo, todo ello con una producción llena de adornos electrónicos que la envuelven como papel de regalo. Los grillos de fondo, como si de un coro se tratase, hacen el resto.
Reflexiones como <<…cuando la razón miente al corazón, el delirio nos abre puertas a otro mundo, a otra realidad…>> paralizan nuestros sentidos en "Cenizas de Sangre". Profundidad literaria a ritmo de nervioso trip-hop, un cóctel explosivo. De hecho el peso de la ingeniosa lírica en todo el álbum es digna de reseña aparte.
"El Glamour de la Locura" se manifiesta en forma de medicación placebo contra el el desamor. Ese alivio, no nos engañemos, como mucho será pasajero, pero la melodía del tema junto con sus toques étnicos nos invitan a tomarnos un respiro entre tanto sufrimiento.
Por si no hemos tenido suficiente con el anterior remedio, asistimos a una terapia de autoanálisis dance en "Acusada, Juzgada y Condenada".
La depresión no ceja en su empeño y se vuelve más profunda con "Todo lo que Amo Debe Morir", medio tiempo armonioso que nos hunde literalmente en la miseria. Entonamos el mea culpa por todos los males del universo. ¿Y digo yo, será para tanto?
"Voy a Perder el Miedo" se nos revela como un precioso bolero electrónico. Esta canción además nos invita a levantarnos después de la caída e ir con la cabeza bien alta con mensajes como: <<voy a empezar a perder el miedo a perder>>, puro lirismo electro-pop.
Volvemos a quejarnos amargamente con "A Tu Lado", un drum & bass que nos presenta en público como un fracaso total, un penas, vaya. Un desgraciado de la vida, si, pero con habilidades ocultas, como el recital hip-hopero con scratchings demoledores incluidos que nos regala en el tramo final de la canción. Esta parte nos sirve de nexo de unión con el tema que cierra el álbum.
"Abre los Ojos" es una versión del músico acid-house Marshall Jefferson, donde Alaska se enfunda la túnica de gurú espiritual. Quiere convencernos, en medio de un ceremonial de místico petardeo, de que podemos llegar al conocimiento y con ello a la liberación. Así cierran FANGORIA Una Temporada en el Infierno, de manera tan filosófica como hiper bailable.
Me quedo con las palabras de Nacho Canut respondiendo durante una entrevista: «El disco es bastante pesimista, el final si es más esperanzador; al fin y al cabo, se trata de una temporada en el infierno, no toda la eternidad».
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