Un Indie en el templo del Heavy - Sonisphere Bcn. (01/06/13)

"Estuve en el sitio correcto pero con una semana de retraso". De entrada esto podíamos pensar si tenemos en cuenta que asistí al recinto del Fórum de Barcelona, pero no a ver a The Babies, Nick Cave o a Los Planetas sino a Iron Maiden, Anthrax o Megadeth. Siete días me separaban del paraiso (Primavera Sound) a lo que podría ser un verdadero infierno para mis pabellones auditivos (Sonisphere).

Pero vamos por partes, ¿por qué un indie de cajón como un servidor se mete en el fregao de asistir al Sonisphere, Festival Metal por excelencia en la península ibérica? Pues quitando que unos amiguetes le pillaron en un renuncio un mal día, la motivación principal viene de las ansias por la búsqueda de experiencias extremas, y de rebote, nuevos sonidos para unos tímpanos acostumbrados a acordes mucho más "amigables".

¿A quién pretendo engañar? Realmente esta aventura viene de querer proporcionarte a ti, estimado amigo crónico, los resultados de una experiencia de alto voltaje para que sirva de soporte en tu evolución sonora o simplemente no le hagas el mínimo caso, elección respetable donde las haya.

Que sepas que no voy a intentar convencerte de que cambies tus gustos musicales cuando yo mismo, después de pasar 10 horas entre melenas al viento y signos de cornamenta con la mano incluidos, tengo claro que no lo voy a hacer. En cambio una sospecha que tenia en mente se ha confirmado con creces: relacionar el Heavy Metal con ruido ensorcededor rompe tímpanos es un pensamiento tan simplón como absurdo.

Bandas como pueden ser la de los míticos Iron Maiden me teletransportaron a un mundo de texturas sonoras y épicas melodías que me dejaron con la boca abierta y los pies llenos de moratones de tantos pisotones recibidos tras los saltos y vítores del respetable. La nacional Tierra Santa y la alemana Avantasia también me convencieron con su power metal mitológico muy sinfónico e incluso operístico en el segundo de los casos.

Del resto de grupos voy a destacar la friki puesta en escena de los suecos satánicos Ghost, con sus miembros envueltos en túnicas negras con capuchas y su vocalista luciendo look de obispo católico y maquillaje esquelético. Esta banda es carne de Eurovisión y sino tiempo al tiempo. Por cierto, su cantante debió perder la voz celebrando alguna eucaristía tipo la de la boda de Farruquito ya que no había manera de oírlo ni haciendo esfuerzos sobrehumanos de agudeza auditiva.

Anthrax y Megadeth nos pillaron en el momento de la interminable cola para el bocata. ¿Como es posible que en un festival con tanta peña sólo hubiera una misera barra de escasos 5 metros para poder agenciarse un mendrugo de pan que ponerse a la boca? Quizás sea por eso, el cansancio acumulado o por la tremenda descarga de decibelios desbocados, que no les acabé de coger el punto a estas legendarias y contundentes bandas.

Me llevo imágenes entrañables para el recuerdo como la de las caritas de emoción de esos niños que estaban al lado de sus progenitores esperando el inminente inicio del directo de su grupo favorito.

Después de pasar por la cámara de descompresión, las conclusiones globales que he podido recoger son  las siguientes:

-El Heavy está más vivo que nunca y tiene cantera para rato.

-La camiseta de Iron Maiden es nº 1 en ventas superando con creces a la del Barça.

-Por lo visto la melena al viento ya no es requisito indispensable en el decálogo del buen seguidor heavy. Gran número de asistentes renunciaron a dicho elemento identificativo y no me refiero a los casos de alopecia galopante.

-Sonisphere no es el mejor lugar para un cazador de tendencias en vestuario y complementos salvo que te motive el kit de camiseta negra y muñequera de cuero.

-¿Por qué la gente en medio de un concierto no se acostumbra a saltar de modo vertical en vez de hacerlo siempre hacia los lados cayéndose encima del desgraciado que se encuentra más cerca (en este caso un servidor)?