Sí en su anterior álbum Santacruz
(2012), pese a estar repleto de hitazos concurrían letras más oscuras, recordamos “Canción de Guerra” o “De
las dudas infinitas”; con Viento
de Cara surfean olas de positivismo y su título así lo confiesa. ¿Qué tienen en común? Los hits siguen ahí, además con un sonido más
maduro reflejado especialmente en una mayor nitidez en la voz de José Chino, transformándose en más comunicativa y menos forzada que en anteriores trabajos.
Fue en agosto del 2011 cuando les
vi por primera vez, en el Burro Rock
(Córdoba), ya entonces y con sólo su primer álbum en la calle Electroviral
(2010), rápidamente, muy rápidamente se hicieron con un nombre y espacio en el
panorama con singles como “Supersubmarina” o “Elástica-Galáctica”. Desde
entonces su evolución es una línea angulando 100º y con impulso ascendente.
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| Foto: Gianfranco Tripodo |
La banda sigue evolucionando sin perder su esencia, mantienen esos cambios de intensidad más marcados en temas como “Algo que sirva como luz”, en la ya avanzada “Arena y Sal”, en la reivindicativa “Hasta que sangren” o en la más rockera "Furia". Luego bajan de revoluciones con medios tiempos marca de la casa como “De doce a doce y media”, para acabar rendidos ante su lado más sensible con “Extrema debilidad” absorbidos bajo unas profundas voces hipnóticas. Y no, no es una balada. Éstas han quedado aparcadas en este último trabajo apostando por una energética luminosidad en sus composiciones.
Once pistas que terminan con “El
mañana”, tema que, y entiéndase como algo positivo como fan de las películas infantiles, encajaría
perfectamente como banda sonora de algún film de Walt Disney como “Tarzán” o “Mulan” añadiendo incluso un coro
infantil de fondo reivindicando un futuro mejor. Y es que la crítica social
está muy presente en Viento de Cara.
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| Foto: Gianfranco Tripodo |
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