Diecisiete álbumes publicados durante más de veinticinco años de distinguida trayectoria. Hablar de SR. CHINARRO debe llevar consigo siempre un plus de respeto y admiración, estamos ante uno de los maestros orfebres del pop estatal.
Antonio Luque se muestra incombustible con Asunción (Mushroom Pillow, 18), una vuelta a casa, o lo que viene a ser lo mismo, a su sello más duradero. Transpira aires renovados, gracias en parte a la talentosa juventud de los otros componentes actuales de la banda: Jaime Beltrán (guitarras), Mario Rodríguez (bajo) y Mario Fernández “Mafo” (batería), con quienes ya grabara su anterior referencia El Progreso (El Segell de Primavera, 16).
Asunción transmite calma y aparente conformismo ante lo que nos rodea, seguro que el paso de los años y las experiencias acumuladas ayudan. Aunque de cuando en cuando Antonio no puede dejar de tirar puyitas contestatarias marca de la casa, es la salsa de su inspirada lírica.
Ecos 80's anglosajones post-punk reverberan durante todo el metraje fusionándose con el halo pop que siempre acompaña la obra del sevillano. Se percibe desde el minuto 0 en el maravilloso arranque "Supersticiones", con ese añejo rasgado de guitarra que abraza una letra con aires apocalípticos; y continua marcado a fuego en los sintes finales de su corte contiguo, el nostálgico "Las pruebas" (clip al final del post).
Después de un empiece tan inspirado si bajas la guardia la banda puede noquearte sin miramientos con el melódico estribillo de "Quiero hacerlo mejor" y el solo guitarrero que sigue a su tercera aparición; la misma guitarra que abre la dubitativa prosa de "Hasta la saciedad" y que explota en su ecuador; o con la marcial percusión de "Ángel azul", base sobre la que arma su agridulce estampa.
Con el pop delicado y preciosista de "De piedra" encaramos la segunda mitad de Asunción; "Las Trompetas del Apocalipsis" que, más que anunciarnos el fin, nos encandilan con su cadencioso desarrollo plagado de guitarras y sintes retros; la sentimental "No soy para ti", con un cautivador estribillo hinchado de resignación; y la surfera "Mi utopía", melancólica, deliciosa, una de las más sorprendentes del conjunto.
Después de un empiece tan inspirado si bajas la guardia la banda puede noquearte sin miramientos con el melódico estribillo de "Quiero hacerlo mejor" y el solo guitarrero que sigue a su tercera aparición; la misma guitarra que abre la dubitativa prosa de "Hasta la saciedad" y que explota en su ecuador; o con la marcial percusión de "Ángel azul", base sobre la que arma su agridulce estampa.
Con el pop delicado y preciosista de "De piedra" encaramos la segunda mitad de Asunción; "Las Trompetas del Apocalipsis" que, más que anunciarnos el fin, nos encandilan con su cadencioso desarrollo plagado de guitarras y sintes retros; la sentimental "No soy para ti", con un cautivador estribillo hinchado de resignación; y la surfera "Mi utopía", melancólica, deliciosa, una de las más sorprendentes del conjunto.