MARÍA BLAYA (Murcia, 1996) debuta en formato largo con Grande (Sonido Muchacho, 2023) dando una vuelta de tuerca a la propuesta de electrónica orgánica con ramalazos pop contenida en su primer EP Silencio (2020), avivando el flow urban bajo un halo de experimentación siempre bien presente.
La guitarra acústica entra en acción "Gris" generando un ambiente intimista llevado al extremo por la artista, vistiendo una lírica con gran carga poética: <<Todo va contra mí en dirección a ti, al menos eso veo. Sigo durmiendo aquí, justo donde morí, tu voz lo que me atrapa>>.
"Tango" son como dos canciones en una con esa especie de ingrávido preludio instrumental en su primera mitad, desembocando en una especie de bachata bajada de revoluciones con cuerdas sinfónicas incluidas, bendita locura.
Entramos en zona minada de emotividad al cuadrado con las dos canciones siguientes: las acústicas "Ella" y "No sé". El disco contiene diversos momentos en los que el erize de vello es inevitable pero quizas durante estos cinco minutos en conjunto se alcancen hitos de sacudida emocional. En la segunda la voz de María brilla especialmente acariciando sus hermosos versos: <Mi dolor define siempre mi poder, el poder de hacer que todo vaya bien, aunque no sea por mi, dímelo my love>>.
La cara B del trabajo lo inaugura el radiante electro-pop de "Demonio" rompiendo bailando con tanta intensidad emocional. "Mariposas" reafirma el sentimiento empoderador del anterior corte, el resurgir de un desengaño sentimental mirando hacia delante, con la esperanza de que algún día llegue el amor del bueno.
La elegancia pop está oferta y se presenta con lazo de regalo en "No se a donde voy". La tecnología al servicio de la calidez y la sugestión, oseasé: MARÍA BLAYA.
¿Volvemos a bailar? Esa base cercana al drum and bass del estribillo en la deliciosamente conmovedora "Amor puro" (videoclip insertado a pie de página) te lo sirve en bandeja de plata.
En la desgarradora "Corazón azul" MARÍA BLAYA rompe cadenas con su etérea cadencia hip-hopera, sosegada pero firme.
<<Nada en realidad es tan importante>> es la frase con la que se cierra "5 minutos más" y con ella el álbum. Es con lo que se queda María y que nos tendríamos que aplicar como lección de vida, relativizar. La voz de su madre ejerce a modo de ángel de la guarda para un tierno broche de trabajo.
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