Los hermanos Jaír (voz, guitarra eléctrica y sintetizadores) y Noé Ramírez (guitarra eléctrica), junto a Mariano Gracia (bajo) y Albert Morales (batería) son la alineación actual de PUMUKY. La que podemos oír en No sueltes lo efímero (Keroxen, 2025), el nuevo hito sensorial de los canarios.
Hacía 10 años que no publicaban un larga duración tras el Justicia Poética (2015) aunque nos amenizaron la espera con el EP Castillo interior en 2020 y el single Metahackeo (2022), junto a Elinor Almenara de VVV [Trippin'you]. Las circunstancias provocaron que menguaran a dúo parental sustituyendo la batería por una caja de ritmos. Ahora vuelven como banda al uso desbordantes de energía melancólica marca de la casa, pasándonos por encima como una apisonadora emocional que hiere y cicatriza a la vez.
Con la intervención del distinguido productor Raúl Pérez No sueltes lo efímero trata de eso, de dar importancia a lo realmente importante, por poca cosa que parezca mientras suceda. Siempre que te deje con una media sonrisa o genere un soplo de felicidad, valdrá la pena agarrarlo bien fuerte hasta que se desvanezca. Con más motivo si cabe al venirnos amenizado con las embriagadoras armonías slowcore y shoegaze de PUMUKY.
El disco arranca con la desgarradora "El salitre de tus labios" reprochando la muerte del que has amado: <<Al despertar te habías ido sin avisar. El calor de tu presencia se empezaba a disipar / Cómo quedaron tantos planes sin acabar. Marchitándose en mi pecho, no me dejan respirar>>. Unos lánguidos acordes guitarreros van desperezando la escucha presentando a Jaír soltando los primeros versos. Luego la canción va cogiendo carrerilla en sosegado in crescendo con todo el grupo implicado, hasta que rondando el segundo minuto y medio despliega sus alas majestuosa hasta el final: <<Y de repente, te siento en todas partes. No dejo de buscarte, no pienso olvidarte>>. PUMUKY golpeando en las entrañas desde las primeras notas del trabajo, sin piedad.
En "Lo recuerdo todo" se hace evidente lo bien que se llevan los sintetizadores con el resto de la instrumentación. Entrelazándose, modelando un robusto vínculo solo alterado llegando al ecuador del tema, cuando se le despega la fracción más eléctrica del combo para desfrenarse cuesta abajo. La batería coge impulso preparando un vigoroso final, enmarcando una lírica como siempre exquisita: <<No habrá ninguna forma de evitarlo… Te querré curvando el tiempo y el espacio>>.
Quizás uno de los temas más desarmantes de No sueltes lo efímero sea "La singularidad" y eso es decir mucho en medio de tanta arrolladora sugestión. A la vez puede resultar la de más pegada inmediata. Cuatro minutos que son pura delicia de principio a fin, con ese evocador inicio armando la estrofa, desdoblándose envuelta en un sorprendente poderío. Luego aún vendrá otra vuelta de tuerca en un último tercio a modo de truco final.
"Terriblemente bello" traspira amor verdadero, uno como el paternofilial, en este caso el que expresa Jaír a su hija en lo que dura este tierno corte. PUMUKY tienden a abrir sus poéticas letras a diversas interpretaciones pero aquí creemos haberles calado a la primera. Unos rasgueos guitarreros abren las compuertas a una cascada de conmoción y afecto. Mientras llega su ocaso nos vamos resignando a: <<Que nunca acabará, que nunca se acabe… Que nunca acabará, hasta que se acabe>>.
Nos arrastramos por el suelo, sin ánimo ni para articular auxilio. "Si no sabemos dónde ir" transmite desaliento al cuadrado, aunque con un resquicio de luz salvavidas. Un balsámico riff de sintes ejerce de guia entre la neblina aliándose con la batería que vuelve a salirse de plano en un rugiente último minuto.
PUMUKY nos tienen acostumbrados a los finales épicos, vamos teniendo buen mostruario en este trabajo. "Estudio sobre mi rabia" no podía ser una excepción. Empezamos con ligero flow enredándose con una letra rebosante de amargura: <<Sistemas caídos, sangre en los oídos, polvo y metralla, una calma extraña>>. Finiquitamos armados hasta los dientes de balsámica convulsión.
Un bajo discreto pero determinante nos coje la mano desde el minuto 0 en "Escapismo o barbarie", otro de los momentos cumbre de No sueltes lo efímero. Es una canción dividida en dos, con una delicada primera parte haciéndose la remolona por llegar a los fuegos artificiales de la segunda. Pocas veces evadirse tuvo tanta recompensa como bajo el influjo de esos dos últimos minutos.
Bajamos un escalón más hacia el sótano del desánimo con "El desencanto" pero serenidad, nada es para siempre, tampoco el dolor. Para mitigarlo llegan los sintes juguetones de esta especie de vaporoso vals electrónico que es "Hablando con los animales". De hacerse realidad ese diálogo deberíamos tomar buena nota de su mensaje.
La canción que da título al disco también lo cierra. "No sueltes lo efímero" son cinco minutos y medio de maravilloso compromiso con la vida, con volver a caer y levantarte. No podía haber mejor final para un trabajo tan arrebatador, tampoco en su vertiente lírica: <<Tu risa sedándome; no sueltes lo efímero. Respuestas bajo tu piel; no sueltes lo efímero. Hiel que quiere ahora ser miel; no sueltes lo efímero. Nada avisa la última vez; no sueltes lo efímero>>.
Disfrútalo, siéntelo, No sueltes lo efímero de PUMUKY>
Mención aparte para el bello arte que envuelve siempre de regalo cualquier trabajo de la banda canaria. Repite para la ocasión el que casi podemos considerar miembro en la sombra de PUMUKY, Xavier Jalón alias Jalón de Aquiles. Un estímulo más para hacerte con la maravillosa edición en vinilo aquí.
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